martes, 23 de julio de 2013

Idolos o forros

El título hace mención a una época. Hace años Antonio Gasalla (quien no es de mi gusto), hacía un sketch en dónde preguntaba ídolo o forro?. El tema del tiempo es algo importante en lo que sigue.
Aquellos que me conocen saben de la idolatría que me genera Pablo Aimar, por ello es posible que estas líneas no tengan la rigurosidad que se requiere al escribir un artículo. Pero son esos mismos lo que saben o se imaginan la desilusión o decepción que me genera que cada vez que se abre el libro de pases y Aimar esquiva ponerse la banda.
Sin embargo, no puedo ni quiero estar de acuerdo con aquellos supuestos fanáticos de la primera hora de River, que salen a defenestrarlo acusándolo entre otras cosas de "mercenario", "hincha de boca", etc, etc.
Así y todo, tengo la sensación, sólo eso, que la mayor parte de estos hinchas de River no superan los 30 años de edad, que desconocen otras idas y vueltas.
No lo conozco personalmente a Aimar, lo más cerca que estuve de él, es la distancia existente entre la San Martín alta y la línea de cal más cercana a esa tribuna, por lo que mal puedo tener algún interés en escribir estas palabras, más que por la irrefrenable necesidad de decir algunas (mías) verdades.
O por lo menos desechar algunas (ajenas) mentiras.
Por qué digo que los detractores de Aimar son gente joven? En general, me parece que son parte de una generación que nació, y se crió embebida con la masividad de los medios de comunicación. Gracias a ellos, podemos saber que hace, que no hace, a donde va, a donde no, a dónde quiere ir o a dónde no quiere ir, casi todo el mundo, entre ellos Pablo Aimar.
Les cuento, a los más jóvenes, que por casualidad se arrimen a este blog, que hace años esto no ocurría.
En 1987, a la edad de 10 años, mi viejo me llevó a la cancha de River por primera vez. Pisé el Monumental en una fecha histórica, era la despedida del "Beto"Alonso. Para esa despedida, uno de los jugadores invitados, que ya hacía más de un año se había ido de River, fue Enzo Francescoli. Entre las miles de imágenes que recuerdo de ese día, está el cantito de la hinchada, que en un momento coreo: "Santilli (ex presidente), no rompas las pelotas, tráelo a Francescoli para ganar la copa". Claro está, Santilli no lo trajo, ni el Enzo volvió ese año, ni al otro ni al otro ni al otro siguiente.
Más de 10 años pasaron hasta tener nuevamente el inmenso placer. Los libros de pases se abrían y se cerraban y Enzo pasaba del Racing de Paris, al Torino, y de ahí al Cagliari, pero la verdad mucho mucho no se sabía hasta que se lo veía con otra camiseta.
Otro ídolo, muy allegado a estos jóvenes fanáticos de River, es el actual DT. Si, también Ramón Díaz, se tomó su tiempo para volver a Nuñez. En su larga peripecia, (y no por falta de activos) antes de desembarcar nuevamente en el monumental, después de más de 10 años de haberse ido, pasó por lugares desconocidos (futbolísticamente) sólo por una cuestión económica, como por ejemplo el Yokohama Marinos de Japón.
Un caso especial de elecciones económicas lo marca el flamante agasajado, Ariel Ortega. En más de una ocasión, "el Burrito" se fue de River por problemas de plata. Públicamente así lo ha declarado, y en alguna oportunidad, jugando para Newell´s, le hizo un gol a River y lejos de agachar la cabeza, cómo hacen muchos, salió erguido y gritando el gol contra la tribuna de River, golpeándose el puño cerrado de su mano derecha, contra la palma abierta de su mano izquierda, haciendo una clara alusión, de que no jugaba en River porque no le pagaban. A ese ídolo, lo despidieron con honores.
Pero resulta que Aimar y Saviola, por estos días son mercenarios.
La lista de los que jugadores consagrados que no volvieron a River en los últimos 10 o 15 años es interminables. Se podría armar un equipo completo; Constanzo; Placente, Ayala, Yepes, Sorín; Lucho Gonzáles, Demichelis, Solari; Aimar; Saviola, Crespo. También podríamos poner algún suplente (que claramente no lo son no) como Lux, D´Alesandro, Angel, etc.
Cómo ven, o son muchos los mercenarios hijos de puta, o la vuelta a River se hace cada vez más difícil y no por culpa exclusiva de la mezquindad de los jugadores.
Dirigentes y cuerpos técnicos se reparten culpas por igual.
El último año y medio ha sido más que un ejemplo.
Cavenaghi y "chori" Domínguez, (quienes no vinieron gratis, ni estaban jugando en el primer nivel mundial, ni siquiera creo que estaban jugando) fueron desechados, luego de ascender, teniendo que irse por la puerta del costado. Trezeguet, otro, no ídolo de River, sino ídolo mundial, vino a River y? Nada, el fantástico técnico (o los dirigentes ?) prefiere a Luna, si, al chino Luna!!!
Con éstos antecedentes, si fueses una antigua joya de River, sabiendo que está el DT, que no quería, "al Enzo", que no lo quería a Berti, que se llevaba mal con Astrada, que echó a Trezeguet, volverías?
Es graciosos como hoy, el parámetro es Lanzini. Al juvenil, lo ponen de ejemplo, por rechazar una jugosa oferta económica, para quedarse a triunfar en River. Es loco, cualquiera haría lo mismo. Lanzini (a mi entender el mejor del plantel actual, y el más parecido a Aimar), por desgracia, aún no ha ganado nada, y la oferta fue de ......Dubai!!. Con 20 años la mejor oferta es de Dubai!!, ese mismo destino le ofrecen a Aimar con 33 años. Cuando Aimar y Saviola se fueron, además de dejarle mucho más de lo que River había invertido en ellos (más de 35 millones de euros) se fueron al Valencia (2 veces finalista de Champión, Campeón de UEFA, de Recopa de Europea, Campeón de Copa del Rey y último Campeón de la Liga de España -hasta la actualidad- antes del poderío Real-Barza) y al Barza. Además los dos se fueron después de haber conseguido más de una vuelta con River, cosa que Lanzini, aún, por desgracia, no ha podido.
Un capitulo especial merecería el tema de las acusaciones respecto de las simpatías de cada jugador por clubes, en sus infancias, pero eso haría por demás el ya tedioso y largo escrito.
Sin querer ser, ni más ni menos hincha de River que cualquiera (medición pelotuda) me despido con la esperanza de poder volver a ver a Aimar, el mejor jugador que he visto en una cancha desde una platea, con la camiseta de River. Cuándo? esperemos que no tengamos que esperar.
HLVS
        

domingo, 14 de julio de 2013

ESTADO Y GOBIERNO, por y para qué existen.

A finales del siglo XVIII, con la llegada del iluminismo, se expandió la idea de algunos estudiosos, filósofos y escribas, respecto de lo que a posteriori se llamaría el contrato social. A estos teóricos, y a quienes fueron sus discípulos y seguidores, se los llamó contractualistas.
La idea, si bien existen tantas diferencias como contractualistas haya, es básicamente, que los ciudadanos firmamos un contrato, esto claro está es metafórico, para crear algo superior y distinto de las partes firmantes. Este ente creado es el Estado. Cada uno de los teóricos que desarrolló una idea sobre el Estado, le desarrolló también distintas características. Por lo general estas características dependían en gran parte de la concepción que cada teórico tenía respecto del hombre en estado de naturaleza. Hay quienes sostenían que el hombre en su estado original y aun sin sociedad era naturalmente malo, o por lo menos no bueno, egoísta, destructivo, etc. Entre ellos el más conocido es Thomas Hobbes.
En una postura distinta se encontraba Jhon Looke, quien consideraba que el hombre era bueno en su estado de naturaleza. Aun así, estos contractualistas y quienes los siguieron compartían la misma idea respecto de lo que hoy en derecho se llama naturaleza jurídica.
Y cuál sería la naturaleza jurídica del Estado?
El Estado, y esto se observa más claramente en el Leviatan de Hobbes, se creó para detener el avasallamiento de los más fuertes sobre los más débiles.
Si todos los débiles creamos algo más fuerte que cada uno de nosotros individualmente, entonces estaremos protegidos frente a los fuertes.
Ahora bien, en las primeras sociedades imaginadas, la fuerza de uno sobre otros era la física, o la cantidad. Una tribu se quedaba con lo que era de otra si lo superaba en fuerza o en número de personas.
Pero desde hace unos pocos cientos de años, la fuerza, en un sistema capitalista, ya no la da el físico, sino el dinero.
Por lo que parece, a todas luces como muy sencillo sostener que un estado actual debe, necesariamente, estar para proteger a los más pobres de avasallamiento de quienes ostentan el poder: los dueños de los medios de producción, los capitalistas.
Resulta dificultoso, entonces, apartarse de la idea de qué o cuál debería ser la principal o única actividad de un Estado moderno. No se entendería otro actuar de un Estado que no fuese el de defender a los desprotegidos. Los obreros y excluidos.
La administración de estos Estados es llevada a cabo por gobiernos.
Así, se desprenden entonces, con lo que hasta aquí hemos expuesto que los gobiernos deben administrar los bienes de los Estados en pos del beneficio de los más débiles, necesitados, excluidos, etc.
Ésa es la naturaleza jurídica de su existencia.
Una de las herramientas que los gobiernos tienen para administrar los bienes de los Estados, con el objetivo de beneficiar a los más débiles (no hay que olvidar esto), es la economía.
Encontramos que existen gobiernos que administran los bienes de un Estado, pensando en el beneficio de los más necesitados a fin de lograr que sean los menos vulnerables posible, para así poder hacer frente a los más poderosos.
Pero también hay gobiernos que sostienen que hay que darle más al poderoso, no sólo para que no moleste al más débil, sino para que con lo que al poderoso le sobra, lo que derrama o derrocha, pueda migajear el desposeído. En el medio, un abanico de opciones.
Como se puede observar, el problema deviene evidente. Es decir, la segunda de las opciones, pretende volver a la situación previa a la creación del Estado. Por ello, sus políticas, en pos de agrandar, avalar y defender el poder de los que más tienen, se basan en la desaparición del Estado o en su defecto en su reducción a la mínima expresión, para ello quitan el poder del Estado, el poder de la unión de los débiles, y se lo pasan a manos privadas (poderosos siempre).
La causa y la consecuencia, se enredan en la misma idea. La idea de llegar a ser Gobierno para llevar a cabo la administración del Estado, tiene como objetivo final la reducción del mismo, para que se vuelva a la situación inicial, (previa al Estado).
En rigor no se pretende la desaparición total del Estado, eso llevaría a ser creado nuevamente, con los riesgos que ello supone. La idea es no ser tan radical, y sólo reducirlo a la máxima expresión posible, pero con el suficiente poder, no ya para salvaguardar a los más débiles, sino, para asegurar los bienes privados de los más poderosos del posible avasallamiento de los necesitaos. Este, claro está, es un Estado liberal.
Es decir, para finalizar, la idea de un Estado liberal, es una contradicción en su enunciación, ya que si se es liberal, necesariamente, se detesta la idea de estado.
El Estado, fue creado, y por ende debe ser administrado en pos de garantizar la seguridad de los inferiores, de aquellos que detenten el poder, en sus distintas formas según las distintas épocas. De no ser así, no sólo se está yendo en contra de la idea originaria, sino en contra de la mayaría de los habitantes del planeta (que claramente pertenecemos a los no poderosos)