martes, 5 de marzo de 2013

Para un peronista no hay nada mejor que otro…

Suele decirse que para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. Sin embargo, en los últimos tiempos se han dado situaciones que, por lo menos, ponen en duda esta frase popular, extraída de las 20 verdades peronistas. Siempre fue difícil definir qué es el peronismo, pero sí se sabe a ciencia cierta, qué no es el peronismo o en su caso que no era Perón. Claramente, además de militar, Perón no era comunista, o mejor dicho era abierta y decididamente anticomunista. Difícil es entonces, encontrar peronistas “de Perón” , o que sigan idolatrando al líder justicialista, que a su vez sean comunistas, o que también veneren regímenes comunistas como por ejemplo el cubano. Sin embargo, de este tipo de especímenes peronistas, existen. De hecho, muchos se vieron enrolados en la corriente Kirchnerista, que dentro del peronismo, se asemeja o acerca bastante a estas consignas. Ello no ha sido óbice para que algunos peronistas, antaño cercanos a la JP, y/o montoneros, kirchneristas de la primera hora, y amigos de la Revolución Cubana, se distancien del gobierno ante la primera medida que pueda restringir, aunque sea en algo su libertad económica. Hoy parece que la mayor oposición del peronismo gobernante, es el peronismo opositor. Lejos, sin ideas algunos (Ari, Pro, y alianzas varias) y con ideas vetustas otros (UCR-Socialismo), dejan la puerta abierta al peronismo de clase media, al peronismo más ortodoxo, al peronismo sindical, el peronismo conservador del interior del país. Los grandes opositores, se pelean por el mismo escudo. Moyano, Scioli, De la Sota son los que corren con ventajas. Claro que ninguno de ellos puede adjudicarse ser el representante de los lineamientos peronistas. Si pueden, todos, adjudicarse ser representantes de las mezquindades y linealidades peronistas. Claro está cuál es el pensamiento, histórico, del sindicalismo peronista. En ningún momento desde los representantes de los trabajadores se planteó, se plantea o se planteará la realización de una revolución que logre cambiar de manos los medios de producción. Por el contrario, se limitan a luchar por subas en las migajas que reparten, de la plusvalía los dueños del capital. Un claro ejemplo es el Moyanismo, desde donde no se prentende revolución alguna, y no sólo porque se acerque cada vez más a Macri, lo cual ya lo convierte en poco serio, sino que demuestra que su lucha es por parecerse a los que están por encima en los niveles de ingreso. La idea, moyanista y del peronismo disidente por estos días, no es la de terminar con el privilegio de la clase alta, sino llegar de una forma u otra a tener esos privilegios, aún a sabiendas que en ningún caso, los privilegios pueden ser de todos. La idea, del moyanismo/peronismo disidente no es que desaparezcan las diferencias entre pobres y ricos sino que algunos de los pobres pueda disfrutar de los placeres materiales a los que acceden los ricos. El proyecto de hace unos años, de construcción de un hotel para camioneros en Punta del Este no es más que un claro ejemplo de esto que se sostiene. Claro que tampoco podría sostenerse que Cristina sea más peronista que De la Sota o que éste lo sea más que Scioli. Pues para ello habría que definir peronismo. Sobre todo, saber qué es o qué fue el peronismo. Es decir, el peronismo es lo que hacía y decía Perón o el peronismo es una idea que surge y apoya la maza de trabajadores que forjaron el movimiento. Resolver esta cuestión resulta crucial para posicionarse. Situación similar ocurre en Venezuela. El “chavismo” es Chavez, o es la maza enorme del pueblo venezolano que apoya una revolución bolivariana?. De aquí el tema de posicionarse, se podrá estar en contra de Perón o de Chavez en su caso, pero no de las necesidades y decisiones de todo un pueblo. Porque si el peronismo y el chavismo no son sólo encarnaciones de líderes venerados, sino movimientos de bases populares, pues entonces no se podrá, sino estar en favor de gobiernos populistas, lo contrario sería aristocracia, por más que a muchos les pese.