lunes, 6 de septiembre de 2010

No soy tan importante.

Estaba por escribir una monografía, respecto de la libre expresión, para presentarla como trabajo final de la materia Libertad de Expresión, del postgrado que estoy realizando, en el marco de la Especialización del Ministerio Público Fiscal. Decía, estaba leyendo y escribiendo respecto de distintas teorías de la libre expresión, de la real malicia, y otras cuando se me dio por corregir, vía twitter, una abreviación que había utilizado Julio Piumato.
En su publicación, el dirigente referente de los judiciales, expresó “Sol pleno en catriel sanatorio modelo del sind petr. Priv. Ya llega btra presidenta! Multitud de trabajadores para jornada historica”(sic).
Al leer este comentario, por desgracia se me ocurrió contestarle diciéndole “@JulioPiumato Julito no digas que sos abogado, btra? no te parece que es vtra, con razon estamos como estamos los empl. judiciales”(sic)
Entiendo que los nuevos medios de comunicación tecnológicos, si bien son espectaculares y evitan cualquier tipo de intermediarios, suelen excluir el sentido de los que se dice. Muchas veces, tanto en correos electrónicos, como en mensajes de textos se acostumbra a expresar opiniones hirientes finalizadas con un “jaja” como para dar a entender que se trata de un chascarrillo o un comentario gracioso. En twitter, con un límite de 140 caracteres, el tema se complica un poco más.
De todos modos, la idea de mi corrección, fue con el tono que uno le puede decir a un conocido “ni digas que sos mi amigo”.
De hecho mi primer mensaje arranca con “Julito…” la idea de romper el hielo y de hacer una chanza, me parecieron evidente. No se entendió en ese sentido.
Piumato, quien se encontraba en un importante acto con la presencia de la Presidenta de la Nación, no dejó pasar mi comentario y comenzó con una serie de expresiones que dio lugar a un intercambio que trascribo a continuación.
Piumato: “Te voy a desafiar a un dictado vos q tan vivo te quiero ver y si queres lo hacemos en latin!”(sic)
Yo: “no yo apenas si escribo y mal el castellano y no soy tan vivo cuando me aumenten el sueldo d judicial hago un curso de latin”(sic)
Piumato: “manana te llamo x telefono y hablamos te quejas del sueldo todavia!”(sic)
Yo: “no no me quejo, pero no me alcanza para un curso de latin. Despues de las prox. paritarias o quizá con un ascenso x ahi llego.”(sic)
Piumato: “en 33 anos no hiciste nada aprende de cristo y labura q en la fisc estas de regalo!”(sic)
Yo: “igual me parece que no da para tanto por cuestionar una "V" por una "B", pero bue...”(sic)
Piumato: “primero para quejarte afiliate! Salvo q como parece pensas en vos solo! Y respecto del latin yo te enseno si queres...”(sic)
Yo: “entre y lea lo que escribo en http://lucaslogioco.blogspot.com quiza pueda ver q no pienso sólo en mi y reitero q no me quejo.”(sic)
En principio no parece más que uno de los tantos intercambios de opiniones que se suceden en esta nueva modalidad que es el Twitter.
Lo raro, por lo menos para mi, es que en pocos minutos, aún suponiendo que mi crítica ortográfica, fue realizada con el peor de los sentidos, digo, en pocos minutos, Piumato, realizó, imagino, un par de llamadas para saber de mis datos, de si estoy o no afiliado, de cuántos años (no anos) tengo y averiguar dónde trabajo.
No parece demasiado, para alguien que cuestiona un error ortográfico?, no quiero ni imaginarme si fuese un opositor a la lista marrón. Además, perdón, pero Piumato también esta en contra de los servicios de inteligencia con escuchas ilegales organizadas por el gobierno de la ciudad. Lo que él hizo para averiguar mis datos dista mucho de eso?
Lo cierto es que le pasaron bien mis datos, tengo 33 años, reitero años, no soy católico pero se que los religiosos escriben Cristo con mayúscula. También es cierto que me veo beneficiado con los aumentos que Piumato logra para todos los empleados judiciales, sin hacer ningún aporte a su sueldo, es decir no estoy afiliado y también es cierto que trabajo en una fiscalía.
Lo más notable, es cómo supo que en 33 años que llevo vividos, no he hecho nada. Empiezo a desconfiar de mi novia y de mi madre. También las llamó?
Como dije al principio de estas líneas, al momento de tener el intercambio twittero con el Sr. Julio Piumato, me encontraba realizando un trabajo respecto de libertad de expresión, para el cual estaba leyendo el fallo del caso Patito c/ La Nación, en el cual, previo al estudio de la Corte, se expidió el Procurador General de la Nación, quien entre otras cuestiones remarcó la importancia de que en un proceso judicial de las características del citado surja la necesidad de que en la etapa probatoria se cuente con la colaboración de un perito experto en comunicación (semiólogo por ej) que en cierta forma despeje dudas acerca de conceptos utilizados en la redacción de las notas o de toda clase de publicación que se emita.
Creo que voy a contratar a un semiólogo para todos aquellos que se animen a leerme.